Una mañana podrías abrir los ojos y, luego del primer café, descubrir que estás en medio de un juego demasiado peligroso para tu pálida y frágil desnudez....

sábado, 1 de diciembre de 2012

Presentación de la novela en Madrid el 28 de noviembre de 2012.

Muchas gracias a todos/as.

















Regresar.
Animales de todos los colores otoñales...
Tierras húmedas y verdes... aire limpio... libertad
Mi ser dormido en centenarias piedras duras...
Me vi obligado a enumerar las razones que tenía para volver...
Y he de confesar, que imaginadas absurdas causas prestas sobre la balanza,
llamarme aquí... sólo tú moviste la aguja de mi fiel brújula...
solitarios los granos de arena se separaron ante mí...
Quería rogar a todas las divinidades... que fuera cierta la única causa
que mi alma quería escuchar... y que en mis crepusculares despertares...
el calor del sol a través de la ventana...
fuera el calor de tu cuerpo contra el mío...
¿De qué soy culpable...?
De amarte a pesar de todas las fronteras...
soy un criminal que huye por las ciudades...
de la hora final de su propio amor...
respiro por estas calles extrañas... sin saberlo todo,
soy un amor huérfano y clandestino...
desierto de ti, querría regalarte todas las flores de este lugar...
Finalmente... creo que volveré...


Esta poesía, escrita por un refugiado político a su esposa, encabezó la intervención del autor, durante la exitosa presentación de “En el tiempo de la bala y la salamandra” en el querido Ateneo de Madrid.

Fue un acto cargado de emoción y solidaridad. Rebosante de una ternura y dulzura, reflejada en los rostros de todos y todas las que escucharon las motivaciones de este proyecto; los imperativos éticos, los ejes literarios, etc.

  
Esta presentación fue la prueba de que se podía ir mucho más allá al contar este tipo de historias. Acudir a unos lectores que también buscaran una exploración de los dramas y emocionalidades humanas desde otros ángulos. Hacerlo desde la literatura, es decir, novelar esta increíble historia, iba a permitir darle una dimensión completamente nueva. Permitiría abordar esto, no con una profundidad mayor, pero sí con una profundidad nueva.   

Este es un ejercicio que pretende inscribirse en lo que algunos llaman, una literatura comprometida con el Viaje del Sujeto y el cambio de su Realidad. Lo que, por supuesto, es algo que va más allá de géneros y temáticas. 

Contamos cómo este experimento literario permitió incursionar, de una manera que además puede resultar peligrosa, en los insondables territorios de la psiquis. Tanto en la psiquis del prisionero, que espera la muerte a cada instante, como en las de los asesinos.

Nuestro público pudo conocer uno de los ejes fundamentales de la novela. En esta historia que presentamos esa noche, fría pero calentada por tantas y tantas sonrisas, los acontecimientos se cuentan desde dos ópticas. Se cuentan desde dos medidas del tiempo y el espacio, independientes pero entrelazadas. Uno de esos tiempos es el de la bala. Es la historia de recuerdos que vienen y hechos que están pasando en el presente de estas páginas. Un libro que pretenda contar historias es como una fotografía donde la vida y las cosas están pasando “siempre”, donde el tiempo se reinicia cada vez que el libro es leído o abierto. En resumen, la bala es el tiempo de los acontecimientos que llevan encima toda la terrible carga de la objetividad y la amenaza psicológica de la literalidad y la inmediatez.

















Pero en la novela transcurre un segundo tiempo: el tiempo de la salamandra; que también son la llegada de recuerdos y hechos, tan fantásticos y desviados como los de la realidad, pero que están pasando en la mente de la víctima. Esta trama implica a los hechos desde el mundo de las subjetividades, las representaciones inconscientes, la realidad moldeada por la potencia de la psiquis…

Esto significó un experimento fascinante, que implicó muchas horas de desglose, análisis de discurso, pruebas e incluso psicoanálisis.

















Un acto con elementos para reflexionar: Crimen organizado, sociópatas y capital multinacional, aliados en contra de organizaciones sindicales, en un país con más de 15 000 muertes violentas al año.

Aquellos fueron algunos de los temas de un acto que resultó emocionante para los implicados en este proyecto.
















Agradecimientos finales en el acto de presentación. Sentidas palabras de la noche del miércoles 28 de noviembre:

“Quiero terminar mi exposición con unas palabras de agradecimiento y homenaje: En primer lugar a la Sección de Ciencias Políticas y Jurídicas del Ateneo de Madrid, en cabeza de mi querido amigo Paco del Barrio.

En segundo lugar, a Atanor Ediciones, es decir, a mi amiga Nuria Fuente, por todo el apoyo que sin reservas ha brindado a este estimulante proyecto.

Y un agradecimiento especial a mi correctora, María Peregrina, por su inconmensurable carga de trabajo que también está reflejada en esta novela, gracias a su trabajo en la revisión del manuscrito.

Y finalmente, un homenaje sentido a los valientes y aguerridos hombres y mujeres que conforman la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo de Colombia.

Y en igual proporción a los compañeros y compañeras del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado de Colombia, cuyas gestas se inscriben en los anales de la lucha de la civilización contra la barbarie. 

Y también un homenaje personal a un grupo de personas, que no son tan nombradas como se debería. En cabeza de Miriam, la esposa de Gilberto Torres, que es restituida en la novela, quiero homenajear con una mezcla de dolor, tristeza y esperanza a las esposas de estos hombres. De estos, mayormente y en masculino, dirigentes sindicales. Porque el movimiento sindical en Colombia tienen aún poca presencia de mujeres.

Miriam tuvo una valentía, durante la desaparición de Gilberto, difícil de igualar. Llegó a presentarse, me emociono al decirlo, ante jefes paramilitares para exigir la liberación. Esto me conmovió muchísimo, porque es la misma historia de tantas mujeres, que sufrieron las luchas de sus esposos, hasta que sus nervios se vieron destrozados. La tristeza me viene, porque la abnegación con que enfrentaron las cosas, terribles acontecimientos en muchos casos, quiero decirlo aquí, fue totalmente humana. Llena de errores, pero de un arrojo del que no cualquiera es capaz. Permítanme un suspiro por todas estas valientes mujeres.”

De nuevo, muchas gracias a todos y todas.